Tapa de incensario de forma cónica y cubierta de pequeños granos de pastillaje. De un lado emerge una figura femenina modelada que sostiene entre sus manos sostiene una vasija de la que asoman dos frutos de cacao. Su torso está cubierto de semillas de esta fruta.

Por su clima, el cacao era uno de los cultivos más importantes en algunas áreas de la costa del océano Pacífico en el sur de Mesoamérica.

El cacao era importantísimo como ingrediente de una gran variedad de bebidas que consumían las élites no sólo del área maya, sino de toda Mesoamérica. Adicionalmente, la semilla de esta fruta era tan valiosa que jugó un papel importantísimo en la economía de la región, y se utilizó con frecuencia como una especie de moneda para el intercambio comercial. En este sentido, podría pensarse que los gobernantes, al consumir bebidas de cacao, bebían no sólo un producto de gran prestigio, sino uno que representaba la riqueza y la prosperidad misma de sus comunidades.

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