Arte y Arquitectura de los Mayas

Historia:

Al hablar de historia maya, necesariamente debemos hablar de dos cosas: la historia de esta cultura como la entendemos los que estamos fuera de ella (investigadores, profesores, curiosos, etc.) y la historia de los mayas como ellos la registraron. Y no debería sorprendernos mucho que sean dos cosas muy distintas.

La historia de la antigua civilización maya para los estudiosos se divide, básicamente, en tres períodos, llamados Preclásico (o Formativo), Clásico y Posclásico. El primero de ellos abarca desde los albores de la cultura maya, que tentativamente se establecen actualmente desde aproximadamente el año 1000 anterior a nuestra era hasta la aparición de la primera fecha de la llamada Cuenta Larga, en el año 290 de nuestra era. El período Clásico se define por la presencia de dicha Cuenta Larga en los monumentos mayas, siendo la última fecha registrada con ese sistema alrededor del año 900 de nuestra era. El período Posclásico abarca desde esta última fecha y hasta el contacto con los españoles (entre principios y mediados del siglo XVI). Es a lo largo de esos 2,500 años que se desarrolla una compleja visión del mundo que acaba plasmándose en un incalculable número de diversos objetos, que son a los que echamos una mirada aquí.

A grandes rasgos, en el primero de estos períodos los pueblos mayas van adquiriendo características que los diferencian de otras civilizaciones de Mesoamérica. Aunque es probable que no fueran “invenciones” mayas, es esta cultura la que lleva a su máximo desarrollo tanto las matemáticas como la escritura. Los asentamientos con grandes construcciones de piedra comienzan a multiplicarse y aparece la costumbre de erigir monumentos de piedra pareados, en lo que se ha dado en llamar el culto de “la estela y el altar”.

En el período Clásico, la población crece de manera vertiginosa, dando lugar a un número fantástico de asentamientos de todos tamaños, lo que acaba por crear complejas relaciones comerciales, políticas, militares y culturales entre ellos. Los edificios públicos se cubren con imágenes que reflejan la religión y las instituciones dominantes y los monumentos de todo tipo se multiplican.

Debido a muchos factores convergentes (como la sobrepoblación, la explotación excesiva de la tierra, la deforestación y la inestabilidad que traen consigo las pugnas por el dominio sobre recursos y territorios), el Clásico acaba con una enorme y generalizada crisis que ocasiona el despoblamiento más o menos rápido de la mayoría de los centros de ese período y lo que parece ser una profunda reforma en la manera de gobernarse de los pocos centros que sobrevivieron y de los centros nuevos que surgieron tras este fenómeno, conocido como Colapso.

El período Posclásico acusa grandes cambios estilísticos en la arquitectura y el arte (lo que probablemente obedece a un profundo cambio ideológico) y se atestigua una interacción aparentemente mucho más intensa con otras áreas de Mesoamérica, específicamente el altiplano central de México.

Ocuparse de la historia maya utilizando únicamente sus propios registros es una tarea que ha tomado muchas décadas, pues el conocimiento de la historia maya en boca de sus protagonistas avanza a la misma velocidad del desciframiento de la escritura jeroglífica. Por otra parte, es importante señalar que sobrevivió sólo una minúscula parte de los registros históricos mayas ya que, a pesar de la gran cantidad de inscripciones en monumentos y otros objetos, sin duda se perdieron la mayor parte de los registros hechos en otros medios, especialmente en libros (que los especialistas llamados códices). La enorme mayoría de los monumentos públicos (estelas, altares, dinteles, tableros, etc.) se ocupan sobre todo de la historia personal de los gobernantes de los diferentes centros, de sus relaciones bélicas con otros centros, de las genealogías de los gobernantes y de los ritos religioso-cívicos que solían llevarse a cabo en ocasión de los aniversarios importantes. Para quien quiera conocer más a fondo esta historia, se recomienda leer los libros que sobre el tema han escrito los estudiosos de las antiguas inscripciones… o aprender uno mismo a leer la escritura jeroglífica maya y dedicarse a este estudio sin intermediarios. Hoy en día, ambas cosas son perfectamente posibles.